José Miranda Lugano, 30 años en el micrófono de Rivadavia
José Miranda Lugano tiene 55 años. Se recibió de locutor en 1970 y lleva 36 años de ejercicio de la profesión. Empezó trabajando en Radio del Pueblo y Argentina, entre otras, en 1975 ingresó en Radio Rivadavia donde, luego de desempeñarse como locutor comercial en el ciclo "Carburando", en 1976, comenzó a trabajar en "El rotativo del aire", donde continúa hasta hoy en el segmento de 6 a 12 del mediodía. Tiene activa participación en el programa de Enrique Llamas de Madariaga y Denise Pessana y luego, junto con Alejandra Aristizabal, lee los informativos, donde pone de manifiesto ese timbre de voz tan particular que algunos comparan con la del maestro Faustino García, profesional del que mucho aprendió.
-Transitó un largo camino ¿cuándo se despertó esa vocación?
- A los diez años mis compañeros me decían que tenia capacidades para hacer una profesión como medicina, pero yo ya sabía que iba a ser locutor. Yo vivía en el campo. Escuchábamos la radio a batería todo el día, especialmente a Muñoz y a Cacho Fontana y programas como "Los Pérez García" o "El Glostora Tango Club".
-¿Cómo se arma un informativo en una radio tan popular?
-Utilizamos todas las agencias que nos proveen información, se está muy atento a los corresponsales y a los tres o cuatro móviles que diariamente andan por la ciudad buscando noticias. Actualmente hacemos abundante uso de Internet para actualizarnos permanentemente con la prensa internacional. Esto no tiene nada que ver a cuando entré a trabajar, cuando solamente tenía como recurso los teletipos y los móviles.
-¿Cuál es el criterio para armar "El rotativo del aire"?
- "El rotativo del aire" es una marca. Hay mucha libertad para poner las noticias, pero habitualmente se eligen las tres o cuatro noticias nacionales más importantes y alguna internacional, si valen la pena. Buscamos no caer en el sensacionalismo de dar mucha importancia a hechos de sangre.
-¿Qué es lo trascendente para leer un informativo?
-El tono, la dicción, el entender lo que se está leyendo y sobre todo tener en cuenta de lo que se está hablando y saber de qué informamos, conocer los lugares, conocer el país. Yo por suerte tuve la posibilidad de conocer la Argentina de punta a punta en auto y la verdad que es importantísimo para nuestro trabajo.
-¿Con quiénes le tocó dar información en sus programas?
-Con casi todos de la época de oro. Cuando llegué estaba terminando Fontana y era el comienzo de Héctor Larrea. En el informativo, me inicié con un maestro: Mario Monteverde. En aquel tiempo no había computadora, sino que se escribían a máquina los boletines, y Mario, diez minutos antes de salir al aire, chequeaba el boletín, y si no le gustaba lo tiraba y te decía que no servía y que fueras a hacer otro, pero lo importante era que te explicaba puntualmente por qué no servía. Después me encontré realizando el suplemento de la medianoche, Y así continué trabajando con Larrea, Antonio Carrizo, Orlando Marconi, Silvio Soldán, Fernando Bravo y Julio Lagos, por sólo nombrar algunos.
-¿La información tuvo gran protagonismo en la programación?
-Sí, sin duda. Yo hacia "Rapidísimo" y "La vida y el tango". Lo que más cambiaban eran los ciclos de la tarde. Carrizo normalmente iba de 12 a 15. y de ahí para delante estuvieron Marconi, Soldán, Bravo y un año también Gerardo Sofovich, todos dejaron sus enseñanzas. Con Antonio Carrizo hacíamos las notas en el período de la interna entre Menem y Cafiero. Antonio es un tipo sensacional, lo único importante es no discutir con él, porque siempre gana, pero como persona y compañero es un tierno. Sin duda otro gran maestro fue Santo Biasatti y su escuchado espacio periodístico "Contacto directo". Me gustaría rescatar también un ciclo que conduje desde el 85 hasta el 91, de 5 a 7 de la mañana, denominado "Periodismo con todos" que durante esos años marcó primero en audiencia.
-¿La edición de notas la realizan ustedes?
-Ese trabajo lo realizan los productores. Pero muchas veces tenemos el informativo armado y surge un acontecimiento de último momento que te hace tirar el informativo y cambiar todo. Lo bueno es que acá nunca se han grabado los informativos, a lo mejor salen con defectos, pero siempre en vivo. Así se trabaja en Rivadavia, con pasión y adrenalina y en no pocas ocasiones corriendo por el pasillo para poder dar el flash de último momento.
-Hay un costado humano muy importante.
-Sí y creo que ése es el motivo por el cual Rivadavia entró en la gente y en cada hogar de esa manera. Ese es el secreto todavía: si uno va más allá de las mediciones y recorre alguna provincia del interior, la gente sigue escuchando y eligiendo Rivadavia.
-¿Cuál fue su función en "La oral deportiva"?
-Yo hubiese dado mi vida por entrar en la radio y relatar fútbol, porque me apasionaba. En 1976 empecé a relatar LA NACIONal B en Radio del Pueblo, junto a Alejandro Apo y con gente que sigue en esa disciplina deportiva. En el año 82, cuando José María Muñoz se fue con todo su equipo a España por el Mundial, me dejó a cargo de los partidos en Buenos Aires y relaté dos encuentros de San Lorenzo en los que perdió y los hinchas me querían matar, y otro de Quilmes, fueron tres en total. Pero yo me había desvinculado del fútbol. Cuando vino a la radio Cherquis Bialo quería a toda costa que volviera al fútbol, pero para mí ya había pasado el momento.
-¿Qué aprendió de su trabajo con Faustino García?
-Trabajé varios años con él, a quien le decían "la voz de platino". Incluso leímos panoramas juntos. Tenía una manera de decir las cosas que a uno le gustaría parecerse y generaba real interés por cualquier tipo de información que contaba al aire.
-Ingresó en Rivadavia en los años en que ésta era "Parlante nacional".
-Sí, es verdad, a Rivadavia uno la soñó así, tiene un duende que te atrapa y hasta los que se fueron de aquí, más allá que la radio esté primera o tercera y figure o no en las mediciones, quieren volver. Yo creo que la magia radica en que el oyente siente que estás dirigiéndote a él, como si fuera un amigo que tenemos al lado. Yo siempre digo que vengo a la radio a trabajar porque me divierto, el día que esto no me suceda más, me jubilaré o me dedicaré a otra cosa.
-¿La profesión, qué satisfacciones le brindó?
-Me permitió conocer otros lugares y tener experiencias que uno guarda en la memoria. Por ejemplo la primera visita de Alfonsín a Galicia y ver el cariño del pueblo hacia la Argentina. Además la posibilidad de observar alguna cosa que pudo resultar inconveniente, como cuando llegué a Roma y al observar el caos en el tránsito, dije que podíamos entender de dónde provenía el desorden de los argentinos, con lo cual desde acá me pidieron que no opine eso por la numerosa comunidad italiana que había en el país y que se podía molestar. Me gusta consignar una anécdota que vivo a diario y que tiene que ver con mi permanencia de 30 años en Radio Rivadavia. En cualquier lugar, cuando digo mi apellido nunca falta alguien que diga: "Yo conocí a su padre, una voz muy reconocible de Radio Rivadavia", sin saber que se está refiriendo a mí. Una de las satisfacciones que me brinda la fidelidad a esta emisora.
Por Alicia Petti
viernes, 27 de febrero de 2009
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